jueves, 1 de noviembre de 2012

Noviembre 1°



Aquí estoy a tu lado 
con una sensación tan extraña,
tan infinitamente desgarradora;
te acompaño como cada día.

Te visito en el nuevo condominio,
camino por las interminables calles
buscando tu dirección,
arreglo tu jardin,
pongo flores de colores sin fin, 
muy alegres como te gustaba
para no olvidar tu esencia 
de gozo y alegría en tu andar.

Aquí me encuentro contemplando
este hermoso paraje
que se ha convertido
en el comienzo del segundo viaje.

Bien sabes que mi corazón está abierto
al amor y al perdón
y no comprendo el por que de esta aflicción,
me encantaría que te acompañaran,
visitaran y sintieran profundamente tu ausencia material,
quisiera ver y palpar esa preocupación por ti, 
en vida no se dió
y ahora en el paraíso tampoco se da.

No logro entender
a esas almas insensibles faltas de conciencia,
faltas de vínculo fraternal,
¡de amor de verdad!
dulce madre de mi todo, te di todo,
todo lo que esta en mi.

Ahora siento tranquilidad por aquello
aunque no te niego
que a veces creo que podría haber hecho más,
en este instante hago un recorrido sin pausa 
de nuestro andar.

Te doy gracias por haberme proclamado como hija,
por haber elegido cuidarme, educarme
y por sobre todo ... amarme.

Estás en mis sueños
y compartes mis anhelos,
sé y te siento conmigo cada día,
se que te debo esta vida,
vida de eterno amor,
amor que no acabará
ya que viajará por la eternidad.  

(Derechos reservados Marisol Fuentealba C.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario