viernes, 11 de octubre de 2013

Conversando con mi madre II


La tristeza me embarga profundamente,
y hace oídos sordos
a esta gran pena
provocada por el desamor y el mal amor,
siento el dolor de mi corazón
impregnado hasta en mis huesos,
 la soledad me envuelve fuertemente
y no da tregua a este sufrir;
recuerdo tus palabras
que con profundo pesar me repetías una y otra vez
 “busca un amor para que te acompañe y te cuide para cuando yo ya no esté en esta tierra”
que dolor ¡tan intenso! se apodera de mi
en estos momentos,
¡no da tregua!
definitivamente se ha apoderado
de mis sensibles y nobles sentimientos.

¡Es verdad!
te has ido y así he quedado
Sòla!,
 Sòla!,
Sòla …!

Sin tus cuidados,
sin tus arrullos,
sin tus palabras,
sin tu compañía.

¿Qué hago ahora?

¡Qué hago ahora para seguir,
para no derrumbarme aún más!
para no caer de tanta tristeza.

Hice caso a tu petición
busqué un amor
y resultó ser un lamentable mal amor

Te recuerdo,
no te dejo ir
te mantengo viva en mis sueños,
en mi actuar,
te mantengo viva en cada latido de mi corazón,

estás viva en mi diario vivir. 

(Derechos reservados Marisol Fuentealba C.)

miércoles, 9 de octubre de 2013

En nombre del amor


¡Imaginas la tortura! que provoca en mí 
tus malos actos, 
tu mirada insidiosa, 
tu tono de voz 
si hasta emanas mala vibración.

Cuánto tiempo más 
tendré que soportar tus acciones 
en nombre del amor!!!

Cuantos recuerdos vendrán 
cada día a mi vida 
para torturar mis sentimientos sin compasión.

Será que ya ha llegado el momento 
de optar por la soledad física ...; 
la soledad emocional 
ya se ha apoderado de todo mi ser.

Una vez más, 
acá, 
en esta fría tarde de otoño 
busco aquellos tenues rayos de sol 
para calentar mi entumecido cuerpo, 
con la esperanza de que el amor sano colme mi vida, con ¡fuerza! 
a este entumecido, 
melancólico y cansado corazón.

Esperaré caer la noche 
para cubrirme con su manto estrellado, 
viajar por la constelación, 
seguir el camino trazado por las luciérnagas esperando el mejor momento para abrir los ojos, sentir el amanecer 
y ver tu rostro cautivo frente a mí.

(Derechos reservados Marisol Fuentealba C.)