martes, 24 de abril de 2012

Abuela


Me recuerdo los grises
cabellos de mi abuela
meciéndose en la silla.

El sol los mordía
como si fuese fuego.

La tarde se colgó
del cristal de los ojos
y mi abuela quebraba su día.

Me afligía en mi carne
delirando en los sueños
y ceñidos llevaba
los jadeantes cabellos.
                      (ig-ch)

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