lunes, 10 de diciembre de 2012

Por un día mejor


Ayer la furia de su ser 
nuevamente fue volcada en su pequeña inmensidad, 
su estado de vain y de irracionalidad 
otra vez la hizo presa de sus malas palabras, 
de sus sentimientos más siniestros,
y muy ocultos en el diario vivir.

Llegó, 
luego de su paso por la botillería
abrió la puerta principal y entró sigilosamente 
pero en medio de la obscuridad 
tropezó con los muebles de la sala, 
no importándole el ruido que provocaba 
a esas horas de la madrugada 
siguió su camino hasta la habitación matrimonial, 
se acostó casi vestido y comenzó a molestar a su mujer, 
ella se encontraba dormida y entre sueño hacía caso omiso a la insistencia de su marido en un principio, 
pero luego de tantas malas palabras, 
palabras hirientes, 
manotazos y persistencia 
tuvo que acceder callada, 
con asco, 
con dolor y 
con demasiado miedo 
ya que la irracionalidad y el uso de la fuerza 
acompañado por el puñal puesto en su cuello, 
sólo hacían que ella reaccionara 
a todas las peticiones de aquel hombre, 
hombre que se encontraba por sus actos 
como un ente poseído.

Luego de varios minutos de dolor absoluto 
y de tratos vejatorios 
cesó ésta escena, 
el cayó rendido y ella temerosa
con temblor firme aún en su cuerpo 
sólo lloraba, lloraba, lloraba preguntándose 
¿por que me ocurre esto?, 
¿por que debo soportar esta vida de sometimiento psicológico, físico y sexual?.  
Y entonces se resignaba, 
trataba de dormir con la única esperanza 
de que la siguiente mañana fuera algo mejor, 
pero en su corazón 
sabía que no habría cambio en este hombre, 
ya que era su forma habitual de relacionarse
era un comportamiento tan arraigado en sí 
que no permitía otro tipo de conducta; 
ya que sin alcohol de igual modo era grosero, 
prepotente, anodino,
cuando bebía uff!!! se producía un acento importante 
en su ansia de poder absoluto sobre su mujer.  
Alimentaba sus actos cada vez, 
con más violencia, 
con mucho más sadismo, 
y ésta mujer cada día se omitía mas y más
de apoco su autoestima 
fue aminorándose hasta casi desaparecer, 
entiendo (según sus palabras y actos)que aún quedaban algunos destellos de lo que fue en algún momento, 
era tanto su calvario que incluso llegaba a pensar 
que era ella quien daba motivos para tan crueles tratos, 
que era merecedora de los actos irracionales de su marido, sentía que los merecía 
¡imagínate! 
ha llegado a pensar que los merecía; 
y ahora, 
entonces nos preguntamos ¿realmente lo merecía? 
cómo puede o podemos preguntarnos eso, 
la respuesta es un rotundo ¡claro que no!,   
nadie merece ser tratada con tanto desamor, 
violencia, groserías, vejación, humillaciones entre otros.
La pregunta aquí es ¿hasta cuando soporto esto?, 
¿hasta cuando lo permito? y la respuesta debiera ser 
- soy persona y debo ser respetada, 
soy merecedora de amor; 
y luego la pregunta es 
¿cómo hago entender a estas personas, 
que son valiosas que pueden salir de éste círculo vicioso 
que envuelve tanta violencia? 
y luego digo 
- sólo hay que tener ganas, 
o en último caso 
- por curiosidad vayamos a preguntar, 
contemos nuestra historia y tal vez pidamos ayuda; buscando encontraremos una solución
es cierto no será fácil, 
pero al final del camino 
encontrarán el amor que nunca debieron perder
el amor por si mismas.
Aquí estoy yo, 
puedo ser un gran aporte, 
poco a poco iremos sanando tu historia, 
recuerda "tu historia es única" 
pero también es producto de un patrón común a las demás.  Muchas, yo diría demasiadas mujeres lo viven día a día, 
es un modelo general de comportamiento 
que lamentablemente se ve incubado de manera casi imperceptible,
cada día es un poco más 
hasta llegar al punto de nunca acabar.  
Entonces ahora "manos a la obra" 
por un día mejor 
"voy a aprender a quererme y a respetarme".

(Derechos reservados Marisol Fuentealba Calvo)

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