Tú me dijiste: "No lloró mi padre";
tú me dijiste: "No lloró mi abuelo;
no han llorado los hombres de mi raza,
eran de acero".
Así diciendo te brotó una lágrima
y me cayó en la boca...;
más veneno yo no he bebido nunca
en un vaso asi pequeño.
Débil mujer,
pobre mujer que entiende,
dolor de siglos conocí al beberlo;
¡Oh, el alma mía soportar no puede todo su peso!
(as-a)
Hermoso poema , contundente !
ResponderEliminar