Siento que mi sangre hierve de tanta impotencia y dolor,
una vez más tu forma de actuar daña a mi corazón,
manipulas las palabras y ¡luego te haces el ofendido!
atacas y luego ¡te haces el atacado!;
no das paso a la realidad,
no quieres darte cuenta que actúas mal,
tu mente te engaña,
¡te manipula!,
se adueña de todo tu ser.
Hieres y ¡no lo reconoces!,
te sientes víctima sin serlo,
sólo eres esclavo de tus pensamientos
aquellos pensamientos cubiertos de desolación
que no dan paso a la razón.
(Derechos reservados Marisol Fuentealba C.)
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